Quizás lo más impresionante de la breve carrera de Mike
Trout sea que posiblemente ya haya procurado su boleto para Cooperstown. Piensen
en eso por unos minutos.
Como mínimo, lo que ha hecho ya es suficiente para estar en
la conversación sobre quién merece o no un lugar en el Salón de la Fama.
¿No debería eso recordarnos lo afortunados que somos de
poder ver a este muchacho jugar pelota?
Foto MLB.
Mientras nos preparamos para conocer el 18 de enero quiénes
integrarán el grupo de los elegidos al Salón de la Fama para el 2017, es
natural preguntarse cuáles jugadores de la actualidad merecerán un lugar en
Cooperstown. Trout está en el medio de esa conversación, a pesar de que apenas
tiene 25 años y ha jugado sólo cuatro temporadas completas en Grandes Ligas. No
es descabellado pensar que todavía puede mejorar.
Y hemos visto a pocos jugadores así de buenos.
Trout tiene 48.5 Victorias por encima del Reemplazo (WAR),
lo que ya es más que varios jugadores que están en el Salón de la Fama, como
Jim Rice (47.4), Lou Brock (45.2) y Chuck Klein (43.6), entre muchos, muchos
otros. Y si hace algo parecido a lo que nos tiene acostumbrados en el 2017, superará
a otros como Ralph Kiner (49.3), el puertorriqeño Orlando "Peruchín"
Cepeda (50.3) y el cubano Atanasio "Tany" Pérez (53.9), además de
ubicarse entre los 100 con mejor WAR de todos los tiempos.
Si bien no todo el mundo está convencido de que WAR es la mejor
forma de evaluar la carrera de un jugador, sirve para poner en contexto lo que
ha hecho Trout en sus primeros 811 juegos.
Si sus siguientes 811 encuentros son tan buenos como sus
primeros 811, el WAR de Trout estará por encima del que acumularon Joe DiMaggio,
el puertorriqueño Roberto Clemente, George Brett, Ken Griffey Jr., Al Kaline,
Johnny Bench y Carl Yastrzemski de por vida.
Trout también tendría 336 jonrones, 350 dobles, 954 boletos
y 1,200 carreras anotadas.
Y todavía tendría 30 años. Por otra parte, también habría
alcanzado 10 temporadas en las Grandes Ligas, uno de los requerimientos para
ser elegible al Salón de la Fama.
Entre los jugadores activos, sólo el dominicano Albert
Pujols, el japonés Ichiro Suzuki y el venezolano Miguel Cabrera son fichas
fijas para ser inmortalizados. El dominicano Adrián Beltré está cerca de ese
estatus, con el puertorriqueño Carlos Beltrán siguiéndole los pasos. Después
está Clayton Kershaw. A los 28 años va en el carril rápido hacia al Salón de la
Fama con un currículum comparable con los de algunos lanzadores que ya están en
Cooperstown.
Pero volvamos con Trout. Ninguna de estas comparaciones lo
va a afectar. Para él, son un asunto para considerar en otro momento y en otro
lugar.
No se trata de que Trout todavía esté en la primera mitad de
su carrera, tampoco, y que pareciese que fue ayer, fue en el 2012, en realidad, cuando comenzó la temporada en las menores y no estaba seguro si Pujols sabía
quién era.
Para Trout, al igual que para otros jugadores, la diversión
está en el camino que se recorre todos los días. Es lo menos pretencioso y lo
más transparente que puede ser un atleta de su nivel.
Trout ama al béisbol en el sentido más puro de la palabra.
Eso significa que no sólo le gusta el juego, sino también la preparación, los
detalles y especialmente la competencia. Verlo jugar un encuentro cualquiera es
saber de una vez que quizás verás algo que te levantará de tu asiento.
Incluso en esas noches en las que no batea una pelota sobre
la cerca ni por los canales, Trout tiene la capacidad de impactar el juego en
el jardín central o corriendo las bases.
Uno de los más grandes cumplidos que un scout o un manager
le pueden dar a un jugador es uno que suena muy simple: es un jugador de
pelota. Mike Trout es el mejor de su generación, un jugador distinto y la barra
con la que se mide al resto de la liga.
Es el sexto jugador en ganar dos premios al Jugador Más
Valioso antes de cumplir 26 años, y los otros miembros del club ya están en el
Salón de la Fama: Bench, Jimmie Foxx, Mickey Mantle, Stan Musial y Hal
Newhouser.
Trout también es el primero en terminar en los puestos 1 o 2
en la votación del JMV en cada una de sus primeras cinco temporadas. Barry
Bonds es el único jugador, además de Trout, que ha terminado primero o segundo
en la votación en cinco campañas consecutivas en algún punto de su carrera.
Pero no nos obsesionemos con los números. Al margen de los
premios y las estadísticas, algunas veces uno simplemente sabe. Uno lo sabe
cada vez que ve a Pujols caminar hacia el plato o a Beltré hacer una atrapada
espectacular en tercera.
En el caso de Trout, uno sabe. Lo sabemos al ver su talento,
su actitud y su deseo competitivo. Sabemos que así se ha debido sentir ver a
Willie Mays o Frank Robinson cuando eran jóvenes. Sabemos que muy pocos
jugadores han sido así de buenos en toda la historia del juego.
MLB.
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