En medio de la conmoción y el dolor que experimentaron los
Cardenales tras la muerte del dominicano Oscar Taveras en octubre del 2014, la
franquicia también tuvo que darse cuenta de que aquel accidente automovilístico
en la República Dominicana tendría amplias ramificaciones a largo plazo para
una organización que siempre ha operado con el futuro en mente.
Taveras tenía 22 años y era el prospecto número 1 de los
Cardenales cuando su Chevrolet Camaro se salió de la carretera. Había terminado
su temporada de novato con una línea de producción ofensiva poco reluciente
(.239/.278/.312), pero los Cardenales nunca creyeron que esos primeros números
reflejaban lo que el quisqueyano podía hacer en el futuro. De hecho, Taveras
era el jugador alrededor del cual la organización quería construir el equipo. Pero en un parpadeo, se había ido para siempre.
Foto USA Today.
Todavía hay recordatorios tangibles de la ausencia de
Taveras. Una placa con su nombre cuelga en la entrada de las jaulas de bateo de
los Cardenales en el Busch Stadium. Otro dominicano, Carlos Martínez, ahora
viste el número 18 de Taveras y cada vez que sale a lanzar escribe unas
palabras en la tierra de la lomita en honor a su amigo.
Foto Cortesia.
Pero también hay indicativos un poco más sutiles, ésos que
imaginó el gerente general John Mozeliak cuando se vio obligado a cambiar sus
planes en la temporada muerta de hace dos años.
"Recuerdo aquella tragedia y me acuerdo de haberle
dicho a Mike (Matheny, el manager) y a otros apenas sucedió, 'No vamos a
extrañar a Oscar en el terreno hoy, ni este año. Va a pasar un par de
temporadas para que lo extrañemos'", reveló Mozeliak la semana pasada.
"Sí recuerdo que pensaba que cuando llegásemos al 2016 o el 2017 él iba a
ser nuestro tercer bate. Cualquier proyección que hiciésemos basándonos en su
talento natural iba a ser extremadamente positiva".
Con Taveras, los Cardenales creían que tenían un
guardabosque de primer nivel para jugar en cualquiera de las esquinas de los
jardines. Sin él, el equipo ha pasado los últimos dos años llenando ese vacío.
De hecho, es poco probable que Dexter Fowler hubiese firmado con los Cardenales
si Taveras estuviese aquí.
Las piezas de dominó han venido cayendo una tras otra
durante 26 meses, empezando por el movimiento que hicieron para traer a Jason
Heyward tres semanas después del entierro de Taveras. Ese cambio les costó dos
prometedores pitchers jóvenes a los Cardenales, Shelby Miller y Tyrell Jenkins, pero se hizo con la esperanza de que Heyward se convirtiese en lo que esperaban
de Taveras: una solución a largo plazo para el los jardines. Eso tampoco funcionó.
Sin la tragedia, Heyward nunca hubiese dejado plantado a
todo San Luis, simplemente porque nunca hubiese llegado a la ciudad. La
organización tampoco hubiese gastado US$6,6 millones por 12 presentaciones del
relevista Jordan Walden. Y Miller y Jenkins se hubieran quedado con los
Cardenales.
Esa profundidad en la rotación le hubiese dado flexibilidad
a San Luis. Quizás la suficiente para olvidarse de buscar a Mike Leake. O
quizás se hubiese usado ese superávit de abridores para llenar otras
necesidades con algún cambio. En cualquier caso, Miller y Jenkins hubieran sido
dos piezas valiosas.
Además de eso, está la conformación de los jardines. Si
Taveras hubiese tenido la oportunidad de alcanzar su potencial, seguramente se
hubiera quedado en el jardín izquierdo o el derecho. Con Stephen Piscotty y
Randal Grichuk a su lado, los Cardenales hubiesen tenido uno de los mejores
tríos de patrulleros jóvenes de Grandes Ligas. Fowler no hubiera cabido.
Ahora bien, las proyecciones no son más que eso,
proyecciones, simples suposiciones, el tipo de cosas en las que una gerencia no
puede estancarse. Los Cardenales habían planeado un futuro con Taveras. Ahora
están metidos de cabeza en un camino al que entraron obligados.
"En ocasiones, tienes que reaccionar cuándo estás
lidiando con algo inesperado", dijo Mozeliak. "Definitivamente, (la
tragedia) cambió el camino de mucha gente. Si no haces el cambio por Heyward,
no cambias a Miller. Si no cambias a Miller, Atlanta no cambia a Miller. Muchas
cosas han ocurrido como resultado de eso.
"Siendo alguien que se sienta en esta silla pensando
tres, cuatro años hacia el futuro, tuvimos que movernos por aquí y por allá.
Pero siento que al final del día es algo que hemos sido capaces de
manejar".
MLB.
No hay comentarios:
Publicar un comentario